Yamaha ha decidido que la R7 deje de ser simplemente la “deportiva accesible” de la gama y se convierta en una plataforma más seria para pista, trofeos monomarca y hasta carreras del Mundial. La nueva Yamaha R7 2026 llega con un salto enorme en electrónica, chasis, ergonomía y conectividad, hasta el punto de parecer una mini-R1 en filosofía, no solo en estética.
No hablamos de un simple restyling, sino de una evolución profunda pensada para que la R7 sea competitiva en la nueva clase WSPB del Mundial de Superbike, y siga siendo la base de copas monomarca y del Campeonato del Mundo Femenino de Velocidad, donde ya es moto única desde 2024.
De “Supersport accesible” a arma para trofeos y Mundial
Yamaha recuerda que cada modelo de la R-Series nace de décadas de tecnología de competición e innovación, desde la primera R1 de 1998 hasta las R1 RACE y R1 GYTR actuales. Dentro de esa genealogía, la R7 con motor CP2 presentada en 2021 fue clave: una Supersport media pensada para atraer a gente joven y ofrecerles, a precio contenido, el “clic” de pertenecer a la familia R.
La marca ha usado la R7 en:
- R7 Cup repartidas por toda Europa.
- Campeonato del Mundo Femenino de Velocidad (moto única).
- Y ahora, a partir de 2026, la moto será elegible para la nueva categoría Sportbike dentro del Mundial Superbike FIM.
Por eso, la R7 2026 se refuerza justo donde hacía falta: electrónica, chasis, frenos, ergonomía y herramientas para que el piloto pueda trabajar como un profesional con sus datos.
Electrónica heredada de la R1: IMU de 6 ejes y ayudas completas
La gran revolución está en la electrónica. La R7 2026 incorpora por primera vez el sistema Yamaha Chip Controlled Throttle (YCC-T / Y-CCT): el gas ya no abre directamente mariposas, sino que la centralita interpreta el movimiento y decide al instante cuánta apertura aplicar, generando una entrega suave y lineal del famoso CP2 de 689 cc a cualquier régimen.
Ese acelerador electrónico abre la puerta a un paquete de ayudas casi calcado al de las “mayores” de la familia R:
- IMU de 6 ejes derivada de la R1, que mide aceleraciones (adelante/atrás, arriba/abajo, izquierda/derecha) y velocidades angulares (cabeceo, balanceo e inclinación) y se las pasa en tiempo real a la ECU.
- 3 modos de entrega de potencia, que cambian la respuesta del gas y el carácter del motor.
- TCS (control de tracción) sensible a la inclinación, con 3 niveles.
- SCS (slide control) para controlar deslizamientos laterales de la trasera, también con 3 niveles.
- LIF (anti-wheelie), que gestiona el empuje cuando la rueda delantera quiere despegar.
- BC (Brake Control), una especie de ABS en curva que adapta automáticamente la presión cuando la moto pierde agarre frenando inclinada.
- EBM (Engine Brake Management) con 2 niveles para ajustar la intensidad del freno motor al cerrar gas o reducir.
- BSR (regulador de deslizamiento posterior) para gestionar bloqueos de la rueda trasera debidos a un exceso de freno motor.
- Launch Control (LC) para salidas perfectas en carrera.
- Posibilidad de desconectar el ABS trasero para un feeling más directo en pista.
Todo esto se agrupa bajo Yamaha Ride Control (YRC):
- 3 modos predefinidos: SPORT, STREET y RAIN.
- 2 mapas custom, configurables desde la app MyRide (puedes guardar hasta 40 combinaciones para distintas condiciones y luego cargarlas a la moto).
En la práctica, la R7 pasa de ser una deportiva sencilla con poca electrónica a un laboratorio de ayudas configurable a nivel “pro”, tanto para quien empieza como para quien ya rueda fuerte en circuito.
Cambio y quickshifter de tercera generación
Yamaha también ha trabajado a fondo el cambio:
- De 1.ª a 3.ª, se ha aumentado el número de dientes de acople en los engranajes.
- De 4.ª a 6.ª, se ha modificado el ángulo de los engranajes.
¿Para qué? Para que los cambios de marcha afecten menos al comportamiento de la moto al abrir y cerrar el gas: menos sacudidas, más fluidez.
Además, estrena Quick Shift System (QSS) de tercera generación, que permite:
- Configuración 1: subir marchas sin embrague en aceleración y reducir sin embrague en deceleración.
- Configuración 2: reducir sin embrague incluso acelerando y cambiar en subida en frenada, adaptándose a muchos escenarios de conducción en carretera.
Chasis, horquilla y ruedas: más rígida, más precisa
La parte ciclo es el otro gran salto:
- Se han afinado diámetro, espesor y refuerzos de los tubos de acero del chasis, mejorando la rigidez torsional, longitudinal y lateral sin aumentar el peso.
- El soporte central ahora usa placas de acero con cubiertas de plástico para mejorar estabilidad.
- El basculante se ha rediseñado para transmitir mejor lo que ocurre bajo la rueda trasera.
En la parte delantera:
- Nueva tija triple aligerada, con formas más similares a las de la R1/R9.
- Nueva horquilla invertida de 41 mm, 350 g más ligera, totalmente ajustable en precarga, compresión y extensión.
- Llantas Yamaha SpinForged, más ligeras y con menos inercia.
- Neumáticos Bridgestone Battlax Hypersport S23 de serie.
Resultado (según Yamaha): una moto más ágil, más estable, con mejor feedback del neumático y menos cabeceo, perfecta tanto para carretera rápida como para tandas.
Ergonomía nueva, TFT y enfoque “track ready”
La posición de conducción se ha revisado para ser más eficaz pero también algo más accesible:
- Manillar reposicionado para facilitar movimientos de la parte superior del cuerpo.
- Depósito rediseñado para que puedas desplazar más fácilmente el cuerpo hacia adelante y atrás.
- Altura de asiento rebajada 5 mm, de 835 a 830 mm, mejorando el acceso.
- Silla con aspecto más agresivo, en línea con R1 y R9, pero con más agarre y conexión piloto-moto.
- Pedales de la R1, pensados para facilitar transferencias de peso y dar más estabilidad en apoyo.
En el frontal, una nueva pantalla TFT a color de 5″, con cuatro temas seleccionables y una “Track Mode” que simplifica la información a lo importante: cronómetro y datos relevantes para pilotaje.
El nuevo mando en el manillar permite gestionar:
- Modos de conducción.
- Conectividad con el móvil.
- Navegación.
- Recorridos por el menú.
Incluso los intermitentes se han refinado: ahora se cancelan solos y tienen modo de 3 destellos para avisos breves.
Y añade un sistema ESS (Emergency Stop Signal) que activa luces de emergencia ante una frenada brusca para avisar a los que vienen detrás.
Conectividad total: MyRide, Garmin y la app Y-TRAC Rev
La R7 2026 monta de serie una Communication Control Unit (CCU) que permite conectar el cuadro al smartphone vía app MyRide:
- Ver llamadas, mensajes y tiempo en pantalla.
- Navegación completa mediante Garmin StreetCross.
- Gestión de modos YRC y creación de hasta 40 configuraciones diferentes precargables en la moto.
Pero el salto “pro” llega con Y-TRAC Rev, introducida en la R9 y ahora disponible para la R7:
- Registro de tiempos de vuelta y sectores.
- Datos de ángulo de inclinación, rpm, marcha engranada, velocidad, posición de gas, niveles de ayudas electrónicas, etc.
- Análisis comparativo de vueltas propias o frente a otros pilotos (como telemetría básica de MotoGP).
- Compatibilidad con GPS del móvil o con receptor externo Garmin GLO2.
- Función “Virtual Pit Board”, donde el equipo puede mandar mensajes al cuadro mientras estás rodando.
- Uso gratuito con límite, y opción de suscripción premium para registros de conducción ilimitados.
Es decir: una R7 que no solo corre, sino que te permite trabajar los datos como si fueras piloto.
Diseño, aerodinámica y colores del 70º aniversario
Estéticamente, Yamaha enfatiza el ADN R-Series:
- Mantiene la icónica forma frontal en forma de “M” inspirado en la YZR-M1.
- Reduce el ancho de la parte frontal para mejorar aerodinámica.
- Conserva el faro central único en la “M”, con nueva lente más eficiente aerodinámicamente.
- Modifica el spoiler bajo el faro para canalizar más aire hacia el radiador.
- Integra los intermitentes en los retrovisores, reforzando el aspecto estilizado.
Y para celebrar los 70 años de Yamaha Motor (1955–2025), la nueva R7 se ofrece en:
- Decoración especial 70º aniversario, blanca y roja, inspirada en la R7 de 1999 y en las Supersport de los 90.
- Icon Performance.
- Midnight Black.
La marca anuncia su llegada a los concesionarios en abril de 2026.
Análisis: por qué esta R7 2026 importa tanto
Sin inventar nada, solo leyendo lo que Yamaha ha hecho con la R7, la conclusión es clara:
- Ya no es solo la Supersport para carnet A2 limitado y trackdays de fin de semana.
- Es una plataforma seria de trabajo para copas monomarca, pilotos que empiezan a competir y, sobre todo, para la nueva categoría WSPB del Mundial.
Electrónica al nivel de R1/R9, chasis afinado, apps de telemetría y ergonomía más enfocada… Yamaha está usando la R7 como puente real entre el usuario normal y el paddock.
💬 ¿Te atrae más ahora una R7 con todo este paquete “pro”, o sigues prefiriendo una Supersport más simple y económica? Te leemos en comentarios 👇




